Autora | Raquel C. Pico
Para no pocas personas, todo lo que saben sobre un suburbio llega de la cultura popular, de la ficción y de los reportajes en los medios de comunicación. Nunca han pisado uno y no viven cerca de ninguno, así que su imaginario sobre la vida cotidiana en estos lugares solo se puede formar con lo que otros les cuentas sobre esos lugares.
Dharavi, en Mumbai, es uno de los ejemplos más populares de este tipo de barrios en la India. Fuera se lo conoce especialmente por su vinculación con Slumdog Millionaire, la película dirigida por Danny Boyle en 2008 que ganó varios premios Oscar y que fue una de las más populares de la primera década del siglo. Pero Dharavi es mucho más que eso.
Dharavi, el mayor suburbio de Asia
Dharavi es el mayor suburbio de Asia. No hay cifras claras e incuestionables sobre cuánta gente vive allí, aunque se habla de que su población rondará el millón de personas. Lo que está claro es que está muy densamente poblado y que en las pequeñas viviendas que conforman sus callejuelas viven muchas personas.
Los suburbios, formalmente slums en el inglés utilizado en la India, se vinculan a la pobreza. De hecho, una de las traducciones habituales del término en castellano es “barrio pobre”; incluso, se acepta “zona tugurial”.
Tradicionalmente, este tipo de barrios eran el destino al que llegaban las personas que migraban a las ciudades buscando más oportunidades y donde se refugiaban sus clases trabajadoras que no podían permitirse vivir en los centros urbanos. Esto les llevaba a vivir en construcciones informales, como chabolas y hogares autoconstruidos, o en viviendas un tanto precarias. Ahora, se suele vincular los suburbios a las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo, pero lo cierto es que existieron también a lo largo de la historia en las grandes ciudades europeas.
Su condición periférica —tanto geográfica como económicamente— ha llevado a que los suburbios sean un daño colateral de las políticas de gestión de residuos urbanos. Así, es en sus suburbios donde se acaban acumulando los deshechos de las ciudades en crecimiento de India. Pasa con Dharavi y Mumbai, pero también con Govindpuri en Delhi o Lingarajapuram en Bengaluru. Esta presencia de residuos crea problemas higiénicos, sanitarios y medioambientales. Son sus habitantes quienes sufren la contaminación derivada, tanto en el agua, como en el suelo o atmosférica.
Pero ahí es donde Dharavi cambió las reglas del juego.
Reciclaje para hacer de la basura un tesoro
La necesidad creó innovación y asentó las bases para la economía circular. Si los deshechos iban a llegar a Dharavi, el barrio se podía convertir en una pieza protagonista de la cadena de gestión de los residuos. La basura se afianzó como una de las piezas económicas del suburbio y una potencial herramienta para paliar la pobreza. El suburbio es el centro de reciclaje de la urbe.
Algunas estimaciones hablan de que el reciclaje y aprovechamiento de los residuos generan cada año unos ingresos de unos 1.000 millones de dólares en el suburbio de Dharavi, aunque otros cálculos bajan la cifra hasta los 665 millones de dólares. Lo que sí está claro es que la gestión de los residuos es ya parte importante de la economía local. Los habitantes del barrio se ganan la vida gestionando deshechos, separando materiales y aprovechando y reciclando la basura. Así, unas 250.000 personas trabajan en esta industria, por la que pasa el 80% de los residuos sólidos de Mumbai y el 60% del plástico que genera la ciudad.
Algunas historias ya presentan a Dharavi como una suerte de historia de éxito del aprovechamiento y de los usos eficiencias de los residuos. Ya en 2016, un reportaje de la agencia Reuters hablaba de la “economía floreciente” del suburbio. Este crecimiento incluso se podría haber convertido en una potencial amenaza, una muerte de éxito, ya que estos años pendía como una amenaza la construcción de edificios nuevos y la eliminación de las infraestructuras propias del suburbio.
Existe un plan millonario para reurbanizar la zona, convirtiéndola en un suburbio más tradicional de Mumbai y desaturar ese mercado urbanístico. Los habitantes del suburbio de Dharavi temen, sin embargo, el efecto que puede tener en la zona, ya que les da miedo que se produzca una gentrificación que los deje fuera de su barrio y que afecte a la economía de la basura.
Al fin y al cabo, los habitantes de Dharavi reivindican su lugar y también lo que hace único a su suburbio. Así, hasta existen compañías que organizan visitas guiadas y que, prometen, quieren romper con las ideas preconcebidas sobre la vida en los suburbios. En 2019, un ranking de TripAdvisor confirmaba que Dharavi era uno de los destinos más populares entre los turistas que visitaban la India. “La gente viaja en busca de un intercambio cultural y esto es lo que nosotros ofrecemos”, aseguraba entonces Zeeshan Shaikh, director de Be The Local Tours&Travels.
La economía del reciclaje
Esta ventana de economía circular para la gestión de residuos añade una serie de beneficios. Por supuesto, mejora la sostenibilidad, ya que convierte la basura en algo que no lo es y evita que los residuos se acumulen en vertederos. De paso, fomenta la creación de empleo, abre oportunidades laborales para mujeres y jóvenes o mejora de forma incidental la salud y la higiene del barrio al evitar que se acumulen los desechos o se conviertan en fuentes de filtraciones de químicos y otros tóxicos al ambiente.
En Dharavi reciclan toda clase de materiales. El barrio está especializado por zonas, en las que tienen cabida todo tipo de productos y la selección de toda clase de materias primas. Así, trabajan con productos de tecnología, bombillas, papel, cartón, cuero o cerámica. Hasta reciclan aluminio; los coches viejos son desguazados y reconvertidos en metal. Y, por supuesto, también se trabaja el plástico.
Algunas iniciativas están intentando profesionalizar el trabajo con el plástico, que no deja de ser un residuo al alza a nivel global en general y en las ciudades indias en particular. Uno de los ejemplos es el “modelo Dharavi” de Earth5R: usa el “trabajo de raíz”, por lo que implica a la población local, que se convierte no solo en la que hace el trabajo sino también quién se beneficia de ello. En Dharavi existen unas 5.000 unidades informales de reciclado de plástico, que recogen y limpian este material. El modelo opta por formalizar el proceso, darles formación específica y aumentar la eficiencia y seguridad del proceso.
Las sombras de Dharavi
Este último punto es crucial porque, a pesar del potencial positivo de apuntalar una economía circular para la basura en el suburbio, todavía quedan muchas zonas de sombras.
Una, la más importante, es cómo se trabajan esos residuos. La seguridad de los procesos es muy mejorable y, mientras no se logre, seguirá afectando a la salud de las personas que trabajan y viven en el suburbio. Al fin y al cabo, esta armada de recicladores suele vivir donde trabajan. Sus casas son también el centro de reciclado. Igualmente, es importante analizar quiénes son los trabajadores del reciclaje y qué importancia tiene el trabajo infantil en esta realidad.
Por muy circular que sea, esta sigue siendo una economía informal y las condiciones de vida en el suburbio de Dharavi son mejorables.