Cómo se pueden beneficiar las ciudades de la captación de lluvias

Cómo se pueden beneficiar las ciudades de la captación de lluvias

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Autor | M. Martínez Euklidiadas

Es altamente probable que el agua sea el recurso más desafiante del futuro inmediato de la humanidad. De Entre 2020 y 2024 se han registrado 543 conflictos por el agua potable en el mundo y la mitad de la población mundial sufría escasez según el World Resources Institute. Al mismo tiempo que el agua no potable ocasiona destrozos en ciudades y dobla su frecuencia en los últimos 20 años.

Habitualmente, el agua de lluvia va a parar directamente al alcantarillado, cuando puede aprovecharse para suministrar el interior y el exterior de la vivienda. El agua de lluvia filtrada puede utilizarse para regar el jardín, descargar la cisterna del inodoro, suministrar agua a la lavadora y limpiar el coche.

¿Pueden las ciudades captar aguas pluviales para evitar que estas arrasen el suelo y, a la vez, suministrar agua a la población y los cultivos? Pista: desde luego.

Desconectar las bajantes de lluvia, un nuevo sistema de recogida de aguas pluviales

Al recoger y reciclar el agua de lluvia, no sólo ahorramos agua, sino que se evitan inundaciones y se alivia la carga del sistema de alcantarillado. Incluso la lavadora o el lavavajillas durarán más porque el agua de lluvia no contiene cal.

Desconectar los bajantes tiene estas y otras ventajas, como regar e impregnar lentamente el suelo para reponer los niveles de agua subterránea y hacer frente a los periodos de sequía.

En 1993, la ciudad estadounidense de Portland iniciaba su exitoso Programa de Desconexión de Bajantes, un sistema residencial de recogida de aguas pluviales. En lugar de enviar el agua de lluvia directamente a los canales e infraestructura gris, se usaban para recolectar agua en depósitos domésticos o redirigir el flujo a zonas verdes capaces de absorber el excedente.

El proyecto tuvo un éxito abrumador. Se redujo la escorrentía superficial, se evitó drenar acuíferos para mantener algunas áreas verdes y no hizo falta aumentar la infraestructura gris y los canales de agua porque estos estaban menos saturados. Todos ganan.

Canchas de tormenta: mejor que los tanques de tormenta en la recogida urbana de aguas pluviales

Un tanque de tormentas es un volumen amplio y soterrado, construido de hormigón y ligeramente impermeabilizado. Su función es almacenar agua en periodos de grandes lluvias, servir de amortiguador ante riadas. Pero se caracteriza por ser extremadamente caro, muy invasivo con los arroyos y la biodiversidad y particularmente contaminante. ¿Cuál es la alternativa?

En 2011, Rotterdam construyó un sistema de retención de aguas pluviales en la plaza Benthemplein, a la que ahora se conoce como plaza del agua. La plaza, cuya cota es muy baja y se ve como un gran depósito a ras de suelo, contiene canchas deportivas, gradas y equipación para patinadores. Pero, cuando llueve mucho, se inunda todo este espacio, adaptando el uso de la plaza a los ciclos naturales del agua. Luego, este fluido es enviado a las depuradoras.

La ciudad esponja de Wuhan, conviviendo con las lluvias

Wuhan, capital de la provincia de Hubei y conocida como ‘la ciudad de los cien lagos’, saltó a los titulares mundiales debido a la COVID-19, pero antes de la emergencia de esta enfermedad la megaurbe ya trabajaba a favor del concepto de la ciudad esponja. De hecho, es la ciudad insignia de China sobre este concepto que exporta al mundo.

China es un país caracterizado por masas de agua e históricamente inundable. Bajo este paradigma, ciudades como Wuhan están apuntalando los cimientos vegetales de la capital gracias a soluciones basadas en la naturaleza (SbN) que permiten absorber los excesos de agua. Y lo están logrando.

Según explica el paper Building climate resilience and water security in cities: lessons from the sponge city of Wuhan, China, Wuhan ha puesto en marcha 389 proyectos distintos de ciudades esponja que cubren 38,5 kilómetros cuadrados de la ciudad, incluidos jardines urbanos, parques y espacios verdes diseñados para permitir que el agua se infiltre durante las precipitaciones y la aleje de las zonas urbanas en caso de inundación.

Esta estrategia de resiliencia de Wuhan de trabajar con la naturaleza, ha resultado 600 millones de dólares más barata que mejorar el sistema de alcantarillado de la ciudad. Otros beneficios son la mejora de la calidad del aire, la biodiversidad y el aumento del valor del suelo.

El paper da varios ejemplos concretos de esto último: El Yangtze River Beach Park de la ciudad es un ejemplo de ello: las temperaturas en el son hasta 3 grados más frescas que en la ciudad; la vegetación captura 724 toneladas de carbono al año; y el valor del suelo en las zonas circundantes se ha duplicado.

Otras ciudades esponja

Otros ejemplos de ciudades esponja que llevan a cabo estrategias que aprovechan el agua de lluvia para distintas estrategias son:

Berlín

Pionera en la gestión de aguas pluviales y a la vanguardia de la innovación en su recogida, Berlín cuenta con décadas de experiencia en proyectos cuyo objetivo es captar la mayor cantidad posible de agua de lluvia.

Algunas medidas son:

  • La obligatoriedad de que todos los edificios nuevos incluyan sistemas de recogida de aguas pluviales.
  • La construcción de tanques subterráneos, como el construido en el subsuelo de Mauerpark, con capacidad de almacenar hasta 7.500 m³ de aguas pluviales.
  • En 2026 entrará en funcionamiento otra instalación similar, capaz de acumular 17.000 m³ provenientes del exceso de aguas pluviales del distrito de Berlín-Mitte para evitar que se viertan al río Spree.

Maharashtra, India

Este proyecto de recogida de agua de lluvia de la ONG Art of Living en la India rural involucra a las comunidades locales en la construcción de estructuras para recolectar agua como presas de contención, tanques de percolación y sistemas de recogida en tejados con el objetivo de mejorar la disponibilidad de agua, la productividad agrícola y la recarga de las aguas subterráneas.

Sembrar ríos, sembrar lluvia: cómo recoger lluvia y nieve aguas arriba de la ciudad

En 1982, el matrimonio formado por Josiah Austin y Valer Austin Clark empezó a colocar rocas de mediano tamaño en vados secos de una cuenca hidrográfica. Menos de una década después se habían formado estanques de dimensiones considerables en los que florecía la vida, y una densa red de arroyos recorre hoy día el valle. Las publicaciones científicas asociadas se acumulan. ¿Podría ser una forma de dar de beber a las ciudades? Es probable, si este tipo de infraestructura básica se ubica aguas arriba de estas.

El ciclo corto del agua consiste en la evaporación, condensación y lluvia que ocurre dentro de un sistema. Y se ha descubierto que tanto el método de los Austin como otros (por ejemplo, los agujeros en medialuna de Kenia, Tanzania o Tenerife, entre otras regiones) ayudan a condensar lluvia.

Imágenes | Stephen Fang, Lian Tomtit

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