Autores | Jaime Ramos, Raquel C. Pico
¿Cuándo viajaremos por el cielo de la ciudad a demanda? Se trata de una cuestión prometedora para el transporte urbano, pero que presenta una ruta con escalas complicadas. Y, sin embargo, los aerotaxis o taxis voladores escaparon hace tiempo del marco de la ciencia ficción.
En la actualidad, varias compañías se han lanzado a la conquista del espacio aéreo de la ciudad. Invitan a imaginar un tránsito entre rascacielos propio de “Blade Runner” o “El quinto elemento”. Su tecnología emergente llama, cuanto menos, a analizarse con tanta esperanza como escepticismo. Y es que algunos expertos cuestionan su practicidad o sostenibilidad a la hora de resolver los problemas asociados al tráfico en las grandes ciudades.
¿Qué es un aerotaxi?
Un aerotaxi, taxi volador o taxi aéreo consiste en una aeronave de dimensiones reducidas que transporta pasajeros en trayectos urbanos o locales.
Los límites de esta definición se circunscriben a las muchas posibilidades que la tecnología de transporte aéreo ha brindado en la última década. En una nueva época en la que los drones llaman a la puerta del transporte de mercancías, el siguiente y razonable paso es adaptar esta solución a los pasajeros.
Desmenuzando la semántica de la palabra aerotaxis encontramos un último término prometedor: eVTOL (all-electric Vertical Take-Off and Landing). Esta aeronave aglutina varias consabidas innovaciones tecnológicas:
- Aprovecha los principios técnicos de un dron.
- Es 100% eléctrico.
- Existe una fuerte vocación en dar con modelos autónomos (el espacio aéreo presenta ciertas ventajas para saltarse los obstáculos que presenta esta última tecnología en el tránsito terrestre.
- Cuentan con un enorme potencial para reducir el tiempo de los trayectos urbanos.
¿Qué servicios puede ofrecer un taxi volador?
El servicio que ofrece un aerotaxi es el de transportar un número reducido de pasajeros, o incluso un único viajero. Dentro de esta premisa, se pueden distinguir muchas modalidades. Por ejemplo, la operadora brasileña de vuelos bajo demanda, Flapper ofrece cuatro tipos:
- Vuelos charters que funcionan como un alquiler de una aeronave con capacidad entre 3 y 19 pasajeros.
- Vuelos en helicópteros.
- Vuelos compartidos.
- Los denominados por la compañía como “Empty Legs”, o trayectos de aeronaves que retornan que realizar un servicio y son más económicos.
¿Existen ya los aerotaxis?
Aunque las innovaciones en el sector inviten a la conquista del espacio aéreo urbano en los próximos años, este tipo de servicios se instauraron allá por la década de 1960. Desvinculados de los tradicionales vuelos comerciales, han representado un tipo de transporte privado de elite que pocos podían permitirse.
Hasta la fecha, los jets y helicópteros privados formaban parte de los privilegios de dirigentes políticos o empresariales, estrellas de cinematográficas o del deporte. La cuestión actual es conocer si la apuesta actual puede abrir la puerta a un transporte multitudinario con precios asequibles.
¿Cuánto cuesta un viaje en taxi aéreo?
Otra operadora de referencia, Aeroaffaires, muestra en su lita de precios que un jet taxi cuesta entre 1.900 y 2.400 euros por hora, sin incluir impuestos. Estos últimos dependen de la región o regiones en las que se realicen los trayectos.
Los precios aumentan considerablemente si el vuelo parte o llega a un aeródromo remoto, alejado de una base aérea pública. Y es que este tipo de compañías suele operar entre grandes aeropuertos.
Ventajas y desafíos de los aerotaxis
Hasta la fecha, esta clase de transporte contaba con innumerables limitaciones para su aplicación al tránsito masivo. Las últimas innovaciones, sobre todo en el ámbito del eVTOL, está gestando una revolución.
La idea es convertir a los aerotaxis en un negocio asequible, menos contaminante, rentable y que reduzca los tiempos en el transporte.
Madurez tecnológica
En esta utopía trabajan ya varios centros de investigación y compañías en el mundo. Así, encontramos el VA-X4, de la compañía británica Vertical Aerospace, con una autonomía de unos 160 kilómetros.
Por supuesto, la electrificación de la aviación conlleva semejantes implicaciones a la del transporte terrestre: inversión en las químicas de las baterías para aumentar la autonomía y desarrollo de una tecnología y puestos de recarga rápida.
Más sostenibles y menos contaminantes… ¿qué un coche?
Desde la compañía Avolon, en declaraciones a The Guardian, apuntan a un desembarco triunfal con tarifas que puedan igualarse, o al menos acercarse, a la de los taxis tradicionales.
En el mismo artículo se señala que ya hay fuentes que abogan por una revolución verde gracias a los taxis aéreos. Cuentan con una quinta parte de las emisiones “del pozo al ala” de un helicóptero. Incluso se cita un trabajo científico de la Universidad de Michigan que calcularon que un eVTOL transportando 3 pasajeros arrojaría un 52% menos de emisiones que un coche térmico y un 6% menos que un coche eléctrico que transportan 1,5 pasajeros de media.
Apertura jurídica del espacio aéreo urbano
El desafío tecnológico también se afronta partiendo de la tecnología dron. Así, desde China, la empresa eHang lleva varios años concentrada en prototipos eléctricos capaces de ofrecer estos servicios en trayectos cortos urbanos. Los últimos modelos, el eHang16 o el VT-30, han recibido el beneplácito jurídico en algunos puntos del planeta, como Noruega o España. Este es otro de los desafíos más apremiantes que afronta el sector, el de rellenar las lagunas o impedimentos legales que afectan al espacio aéreo.
Pequeños aeropuertos urbanos
Esta revolución invita a pensar también en una dimensión de infraestructuras. ¿Es viable la extensión de una red de micro-aeropuertos?
La californiana Joby Aviation, con ya más de 1.000 vuelos de prueba eVTOL realizados, apuesta de forma directa por ello. Entre sus prioridades está el de llevar a los pasajeros desde sus hogares al puesto de trabajo sin pasar por un aeropuerto (y por supuesto, sin pasar por una retención de tráfico). La compañía cuenta con un amplio apoyo de las autoridades y ha cerrado acuerdos con inmobiliarias y gestores de parkings con la mirada puesta en los techos de los edificios.
En Reino Unido, por su parte, el gobierno está impulsando una iniciativa de Urban Air Port para erigir el primer minipuerto diseñado para eVTOL en Coventry. En teoría, sería el primero de 200. El proyecto cuenta, además, con la colaboración de Hyundai. Los coreanos aspiran a poner a funcionar un prototipo propio de aerotaxi en 2028.
¿Son los aerotaxis el futuro de la movilidad urbana?
¿Llegarán volando los taxis en el futuro? Como tantas otras tecnologías emergentes, la cuestión tiene difícil respuesta.
Las proyecciones eran halagüeñas a finales de la década pasada. Frost & Sullivan estimaba que en 2022 iba a arrancar el boom del transporte en aerotaxi en Oriente Medio, Nueva Zelanda o Singapur, con un crecimiento anual estimado del 45,9%. Entonces, calculaban que en 2040 habría unos 430.000 aerotaxis en circulación en diferentes ciudades repartidas por todo el mundo.
Aunque algunas ciudades ya han experimentado con la idea, como ocurre con los taxis aéreos de Nueva York, las cosas no han sido tan brillantes como estas proyecciones hacían prever. Lo cierto es que, a la altura de 2025, todavía se habla del transporte aéreo urbano como un elemento que llegará en algún momento del futuro cercano y no tanto como un hecho. Los cálculos más recientes sobre cuánto dinero mueven estos métodos de transporte dejan claro que no es aún muy habitual. Las cuentas de la consultora Spherical Insights cifran en 4.900 millones de dólares el valor del mercado global de los aerotaxis.
Si bien desde esta consultora hablan de que crecerá exponencialmente para 2029, todavía siguen existiendo cuestiones que frenan la incorporación de estos coches voladores a la movilidad urbana. Así, aún deben convencer a los usuarios finales y contar con regulaciones más claras. A eso se suma la falta de una infraestructura acorde para dar soporte a este tipo de servicios, ya que el boom del transporte aéreo urbano necesitaría una red de vertipuertos y de zonas de aterrizaje y despegue bien acopladas a la geografía urbana. Al fin y al cabo, lo que los hace eficientes como piezas del transporte público urbano es que puedan recorrer de forma más rápida la geografía urbana. Pero incluso esta necesidad abre nuevos problemas, puesto que se necesita que los taxis aéreos no vuelvan todavía más complicada la gestión del tráfico aéreo.
No menos importante es comprender que, si los problemas de movilidad urbana afectan a todo el mundo, las soluciones, por muy de transporte futurístico que sean, deben tener en cuenta a toda la ciudadanía. Por ello, se debe diseñar una estrategia en la que los taxis aéreos no abran una nueva brecha de clase en quién puede o no acceder a los servicios de movilidad.
En cierto modo, la industria de los taxis aéreos se sigue enfrentando a los mismos retos que debía solventar hace años. El dilema se concentra en dilucidar si se debería descargar una inversión mayúscula al sector o, si bien, existen vías mucho menos tortuosas de solucionar los actuales desafíos urbanos. De nuevo The Guardian recoge una opinión discordante, la del experto urbanista Geoff Boeing, quien creen que la tecnología eVTOL es la última de las distracciones a la que las ciudades deberían prestar atención. Según Boeing, un transporte de esta clase podría contribuir a la segregación en las comunicaciones y sobrecargar los edificios con más preocupaciones infraestructurales.
Incluso, se podrían sumar las dudas que ya existen sobre cuál es el futuro del transporte aéreo a un nivel más macro. En un momento en el que se está cuestionando la huella ambiental de los viajes en avión, cabe preguntarse si tiene sentido añadir más emisiones y convertir desplazamientos que se pueden cubrir con otras formas de transporte urbano más limpias en algo que se hace vía transporte aéreo.
Como suele ocurrir con toda innovación prometedora y emergente, su potencial caerá o se elevará por su propio peso. La rentabilidad y el aporte a la sostenibilidad urbana serán sus primeros jueces. El pico de publicaciones científicas sobre la movilidad urbana aérea se produjo en 2022 y, desde entonces, ha ido retrocediendo, según datos de la WIPO. Aun así, está sigue siendo considerada una tecnología emergente y con elevado potencial. Las patentes han ido escalando de forma constante desde el arranque de este siglo y las industrias del transporte, la automoción y la aviación siguen invirtiendo en ello. Algunas ciudades han integrado estas ideas de transporte futurista a sus tangibles planes del mañana. Dubái tiene planes concretos para 2026.
¿Cuál es el futuro de los taxis?
Los taxis han sido una parte fundamental de la movilidad urbana desde hace décadas y seguirán siéndolo en el futuro cercano. Quizás haya que esperar unos cuantos años para ver taxis aéreos, pero esto no quiere decir que no esté en marcha una revolución del transporte urbano. Por una parte, el futuro de los taxis podría pasar antes por otras innovaciones tecnológicas, como el boom de los robotaxis. Los robotaxis son vehículos autónomos que pueden transportar pasajeros sin contar con un conductor y que ya están siendo probados en diferentes ciudades repartidas por todo el mundo.
Por otra parte, quizás habría que pensar en el transporte aéreo no tanto —o no solo— como una vía para el transporte privado o una consagración real de la fantasía de los coches voladores sino más bien como una solución para problemas complejos y mucho menos llamativos. Los taxis aéreos podrían solventar el transporte sanitario urgente o ayudar a desbloquear los retos de la cadena logística, ahora que las ciudades se ven sepultadas por el peso del tráfico de mercancías.