Movilidad aérea urbana, entre la difícil realidad y la ficción startup

Movilidad aérea urbana, entre la difícil realidad y la ficción startup

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Autores | Jaime Ramos, Raquel C. Pico

El transporte aéreo urbano y de masas es la quintaesencia de una movilidad sin límites terrenales. Las ventajas de lograr una verdadera ciudad enjambre revolucionarían los desplazamientos. Pero sus requisitos técnicos, legales y de diverso tipo son tales que, hasta ahora, movernos en un vehículo aéreo en ciudad ha resultado un campo acotado a minorías y a la ciencia ficción. Todavía no estamos rodeados de coches voladores.

Los retos de la movilidad urbana

Antes de subir a los cielos, habría que comprender qué ocurre a pie de tierra. Uno de los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades de todo el mundo es la movilidad: el entramado de calles, carreteras, coches privados, autobuses, taxis, tranvías y metros conforma una compleja red que lleva a sus habitantes de un lugar a otro y que intenta cubrir las necesidades de movimiento de la ciudadanía.

Encajar todas estas piezas es cada vez más complicado. Por un lado, la población urbana no para de crecer y, a medida que esto ocurre, también sube la presión sobre las infraestructuras y redes de transporte. Por otro lado, la movilidad urbana se complica a medida que se van sumando elementos a los entornos. Por ejemplo, algo en apariencia tan banal como el boom del comercio electrónico se ha convertido en una pesadilla para la gestión urbana al sumar más vehículos en las calles y, sobre todo, al sobrecargarlas con sus paradas de carga y descarga.

Y, finalmente, no menos importante es la huella de carbono que tienen todos estos medios de transporte. A medida que las ciudades buscan cómo ser más sostenibles, intentan descubrir modelos de movilidad urbana que tengan un impacto menor en el medioambiente y que permitan la circulación de sus habitantes de un modo eficiente, cómodo y accesible a todos. La pirámide de la movilidad es un ejemplo de un modelo de movilidad urbana potencial que funcione para todos los habitantes de la urbe y que logre un impacto positivo.

Pero ¿qué papel tendrían en todo esto los coches voladores? ¿Son la clave para el futuro del transporte y para afrontar sus problemas y retos?

¿Qué es la Movilidad Aérea Urbana (UAM)?

Han pasado más de 70 años desde el despegue del Havilland DH.106 Cometel primer vuelo comercial. Desde entonces y a pesar de las embestidas tecnológicas, el sector de la aviación no ha dado con una solución que cubra la esfera de los trayectos urbanos. ¿Qué nos separa de volar entre rascacielos en coches voladores?

En realidad, el transporte aéreo en ciudad existe. El sector de los aerotaxis lleva desde los años 60 operando vuelos entre ciudades o entre aeropuertos en una misma urbe. Pero hablar de Movilidad Aérea Urbana (UAM) implica algo más que un transporte que pocos se puedan permitir.

¿Cuáles son los impedimentos de la Movilidad Aérea Urbana?

Movilidad Aérea Urbana

En la actualidad, encontramos compañías y startups que buscan la viabilidad de la Movilidad Aérea Urbana recurriendo a soluciones tecnológicas punteras. Se enfrentan a desafíos tan complejos como mayúsculos.

Tecnología inmadura

Las esperanzas actuales de la UAM se apoyan en innovaciones técnicas del sector aéreo. Los denominados eVTOL (all-electric Vertical Take-Off and Landing) de despegue vertical toman prestado diferentes alardes tecnológicos que están demostrándose exitosos en otros ámbitos: motorizaciones eléctricas o la integración de tecnologías de vuelo autónomo.

Pese a los espectaculares y logrados prototipos todavía no existe una tecnología líder que simplifique el impulso. Por una parte, compañías como Joby Aviation, en colaboración con Toyota, apuestan por la pila de combustible de hidrógeno, con las complicaciones de distribución y de inversión milmillonaria que  conlleva.

Otras, como Lilium, han puesto en escena aeronaves de hasta 300 kilómetros de autonomía. Pese a lo impresionante de esta cifra, se antoja insuficiente. El despliegue de una infraestructura de recarga sólida y de una velocidad aceptable añade otro desafío. ABB, socio de Lilium, ha desarrollado puntos que entregan potencias de 1.000 kW.

Estudios como el de la Universidad de Michigan sostienen que estas soluciones reducirían las emisiones del transporte basadas en combustibles fósiles. Aunque muestra un gran potencial, tienen complicado mejorar el comportamiento sostenible de la movilidad eléctrica terrestre.

Esto podría cambiar porque, en paralelo al boom de las smart cities, también se están tecnologizando otras áreas, como el transporte smart. Una proyección de GlobalData concluía en 2024 que en dos años se empezaría a probar el transporte aéreo de productos y en cinco de pasajeros en diferentes ciudades. Ya existe un entramado de startups que trabajan en este terreno y, aunque no estén creando los coches voladores que el cine nos hizo soñar, sí están sentando las bases para el futuro del transporte. Los resultados de sus avances podrían estar a punto de llegar.

Una red de micro-aeropuertos

La revolución invita a pensar también en otra dimensión de infraestructuras. ¿Es viable la extensión de una red de micro-aeropuertos urbanos diseñados para estas aeronaves?

Esa es la intención de la británica Urban Air-Port, famosa por su actual proyecto para dar con un punto aéreo de drones y eVTOL en Coventry (Reino Unido). Allí hemos ya hemos visto diseños de Hyundai con sus prototipos operando. Los planes de ambas compañías son más que ambiciosos: pretenden crear una red de 65 microaeropuertos.

Por una parte, resulta ventajoso la integración multimodal en un único punto; por otra, no parece sencillo superar este impedimento en un breve lapso de tiempo. Además, el coste actual de los micropuertos se mueve entre los 6 y los 12 millones de euros.

Costes y precio final para el cliente

El desafío final reside en asumir los ingentes costes del sector UAM emergente. El desarrollo de aeronaves, sus mantenimientos, la tecnología carga y la red de micropuertos no invitan a pensar en tarifas razonables.

A diferencia de lo que está ocurriendo con la movilidad eléctrica terrestre, la aérea no se fundamenta en ventas de unidades privadas, sino que presenta una vocación de servicio. El ideal del sector es conseguir una “uberización” del espacio aéreo urbano. Desde Lilium, hablan de pagar 70 dólares por volar desde Manhattan al JFK en 6 minutos.

¿Merece la pena apostar por la Movilidad Aérea Urbana?

La industria y las ciudades encararán otros desafíos relacionados con el propio sentido de la UAM. ¿Cómo lograr una integración comunitaria absoluta de este tipo de transporte sin que derive en un factor de segregación social? ¿Cuánto costará dar con marcos jurídicos nacionales y globales que despejen las rutas?

Los expertos recomiendan “desarrollar una estrategia detallada, centrada en el usuario, para preparar las ciudades y el público para las pruebas y la incorporación de la movilidad aérea urbana (autónoma) en las ciudades”, como concluye el whitepaper A Future with Autonomous Urban Air Mobility.

Los aerotaxis o taxis voladores son una de las vías que se están explorando para popularizar esta nueva vía de transporte. Más allá de las versiones de las películas de ciencia ficción, en el presente se trabaja con tecnologías similares a las de los drones y con una electrificación de la flota. El objetivo final es que sean autónomos y que no amplíen la huella de carbono de la ciudad. El problema es que, por el momento, el coste de los aerotaxis es demasiado elevado.

Las proyecciones que años atrás hablaban de una explosión de los aerotaxis en la década de los 20 no se han cumplido. Aún se ve como un elemento con potencial más para el futuro que para el presente. El mercado de la movilidad urbana aérea movió en 2023 3.800 millones de dólares, pero se espera que suba hasta los 28.500 millones en 2030.

Ciudades que experimentan con el transporte aéreo

Con todo, algunas ciudades están experimentando con el transporte aéreo. Sea por una cuestión de exclusividad o lujo o sea por el interés en descongestionar sus calles, están ya analizando el potencial de la movilidad aérea.

Dubái es una de las ciudades que trabaja para normalizar estos coches voladores. La llegada a sus calles de los conocidos como vehículos VTOL (acrónimo de Vertical Take-Off and Landing o “despegue y aterrizaje vertical”, en su traducción al castellano; no necesariamente en este caso electrónicos) es inminente. Dos compañías (Archer y Joby) podrían empezar a operar ya para 2026 con sus taxis voladores. La ciudad ya ha marcado dónde estarán sus vertipuertos y ya cuentan con una legislación específica para los VTOL, lo que podría simplificar el proceso de implantación.

A esto hay que sumar otros proyectos, como los que investigan el potencial para la entrega de paquetes y productos, como Amazon Prime Air. Los drones de la compañía reparten paquetes de menos de 2,2 kg en varias ciudades de Estados Unidos y, desde inicios de 2025, trabajan en Europa. Están probando ya a operar en Darlington (Reino Unido), diseñando las rutas. Antes habían testeado en Abruzzo  (Italia).

Imágenes | Joby Aviation, Rolls-Royce

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