Autora | Raquel C. Pico
Uno de los principales retos a los que deben enfrentarse las ciudades es el de la contaminación atmosférica. La polución se ha convertido en una pesadilla urbana, una con efectos directos sobre la salud de las personas —se asocia al crecimiento de la incidencia de toda clase de enfermedades— y del planeta —al ser fuente de emisiones de gas de efecto invernadero— que obligan a tomar medidas. Las grandes ciudades y las capitales de los Estados suelen ser las que se enfrentan a situaciones más complejas, dado que su condición de epicentro económico y de transporte las llena de fuentes de contaminación.
Sin embargo, el cambio es posible y una buena estrategia de acción climática logra reducir la contaminación atmosférica. París es uno de los ejemplos más destacados de cómo las iniciativas verdes logran resultados.
La contaminación, a la mitad
Las cifras de contaminación atmosférica de Île-de-France, la región en la que se ubica París, muestran una progresión muy positiva. En líneas generales, han conseguido reducir a la mitad en la que llevamos de siglo los contaminantes atmosféricos, lo que ha mejorado a su vez los datos de muertes prematuras derivadas de los efectos de la contaminación (que han pasado de las 10.000 por año de 2010 a las 6.200 de 2019).
La última medición anual de Airparif, el organismo que controla la calidad del aire de la región, apunta que los niveles de dióxido de nitrógeno se han reducido en un 45% entre 2014 y 2024 y en un 50% entre 2004 y 2014. La situación es similar en lo que respecta a la concentración de partículas finas, otro de los más peligrosos elementos de polución aérea. Desde 2014 ha retrocedido en un 35% y desde 2004 en un 55%.
Por el contrario, los números del ozono troposférico no muestran una progresión tan optimista. El aumento de las temperaturas ha llevado a que se estanquen sus datos.
Aun así, en el último año que se ha medido al completo (2024), la región parisina solo ha registrado 3 episodios de mala calidad del aire por contaminación atmosférica y dos de ellos se debieron al ozono troposférico. Es la media más baja desde que se tiene registro.
Cómo redujo París su contaminación atmosférica
Estos datos no son casualidad y se derivan del trabajo que se ha hecho en la zona por la acción climática. Airparif ha conectado la caída de la polución a la reducción de las emisiones generadas por el tráfico rodado, las calefacciones y las actividades industriales.
El propio ayuntamiento de París explica que se respira mejor por la aplicación de los reglamentos y la puesta en marcha de políticas públicas tanto europeas como estatales y locales. La propia ciudad se ha embarcado en los últimos años en un proceso a corto, medio y largo plazo para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad, apostando por carriles bici y la bicicleta como medio de transporte, la creación de zonas de bajas emisiones, la reducción del tráfico o la implantación de áreas peatonales, como la más icónica en los bordes del Sena.
Un periférico a 50 km/h
El ayuntamiento también ha reducido la velocidad de circulación en áreas clave, como el bulevar periférico que rodea todo París y que es una de las piezas fundamentales de la movilidad urbana. En octubre de 2024 se puso en marcha una bajada sistemática en la velocidad máxima, que pasó de los 70 a los 50 kilómetros por hora. París pasó a tener el periférico más lento del mundo (como explica la prensa francesa, solo Tokio limita a 50 km/h la circulación y únicamente en algunos tramos). Se buscaba así mejorar tanto la contaminación atmosférica como la acústica, al tiempo que se aumentaría la seguridad viaria (a menor velocidad, menos peligrosos son los accidentes).
Aun así, las voces expertas puntualizan que, aunque reducir la velocidad de circulación ayuda contra la contaminación atmosférica, el cómo lograrlo no es tan simple ya que, en la horquilla de velocidades de 30 a 70 km/h, los datos son bastante parecidos. Para lograr resultados habría que tener en cuenta el tipo de vehículos que circulan, la edad media del parque móvil o el cómo se circula en cada momento.
Los primeros datos tras los primeros meses de aplicación de la norma confirman que se ha bajado la contaminación acústica, especialmente de noche, y la seguridad, pero no se ha logrado una mejora sustancial en la circulación y los datos de contaminación atmosférica permanecen estables.
Margen de mejora
Igualmente, todavía queda margen de mejora a un nivel general. De forma específica, 2,6 millones de personas en Île-de-France todavía respiran un aire que incumple los mínimos de calidad que Europa ha marcado como de obligado cumplimiento a partir de 2030.
París es consciente de ello y planea seguir trabajando para cambiar las cosas. A finales de 2024, la capital francesa presentaba su Plan Climat 2024-2030, que marcaba la agenda de trabajo para los años siguientes y con el que esperan acercarse a los objetivos de sostenibilidad para 2050. Son 400 iniciativas verdes articuladas en cinco grandes líneas maestras, con la que esperan cumplir con los umbrales que Europa marca para 2030 (mucho más exigentes en términos tanto de polución aérea como de acción climática).
Así, van a proteger a la población frente a los efectos del cambio climático, con más zonas verdes, terrenos permeables o medidas contra la inequidad climática; a reducir la contaminación que genera el tráfico, potenciando transportes alternativos y verdes o facilitando la peatonalización; a renovar los edificios públicos y privados, para mejorar la eficiencia energética y la resiliencia climática; a abandonar los combustibles fósiles por renovables o a potenciar la economía local, haciéndola más resiliente y de bajas emisiones.
