Autora | Raquel C. Pico
Algo más de la mitad de la población global vive ya en una ciudad, una cifra llamada a crecer. Naciones Unidas estima que en 2050 el 68% de la ciudadanía habitará en una urbe. La migración desde zonas rurales o la concentración de recursos en áreas concretas impulsarán esta escalada. Para las ciudades, esto supondrá más retos y les obligará a ser más eficientes en su gestión. La solución pasa por dar el salto a los proyectos de smart cities.
¿Qué es un proyecto de smart city?

Pero ¿de qué hablamos cuando abordamos una smart city? Aunque en este momento el nivel de desarrollo es variable según lugares, hay algo que las une.
Definiciones y objetivos
Si tuviésemos que resumirlo en un par de palabras, una smart city es aquella que ha integrado la tecnología en su día a día. Esto no quiere decir sumar simplemente un par de herramientas; no se debe caer en la trampa de pensar que con automatizar un par de semáforos o recopilar unos cuantos datos se ha conseguido ya dar el salto smart.
Las ciudades inteligentes integran toda clase de soluciones punteras con un objetivo claro (mejorar la resiliencia urbana y el día a día de quienes viven en la ciudad, logrando eficiencia económica o medioambiental) y situándose en la vanguardia, empleando gemelos digitales o inteligencia artificial (IA).
Alcance: pilotos a proyectos completos
Aunque algunas ciudades han completado desarrollos urbanos integrales inteligente mientras otras todavía están arrancando sus proyectos o testeando ideas con pilotos, el potencial de los proyectos de smart cities es muy elevado. Un estudio de Grand View Research establece su alcance de mercado en 2024 en 877.600 millones de dólares, con un crecimiento del 29,4% entre 2025 y 2030. El 52,32% del mercado está en la región Asia Pacífico. Las smart cities son una cuestión global.
¿Por qué están lanzando las ciudades iniciativas de smart city en la actualidad?
Este crecimiento se explica porque los proyectos de smart cities se han convertido en una respuesta plausible y eficiente a los grandes retos de las ciudades. Son desafíos que se volverán más complejos y decisivos en el futuro cercano, por lo que sentar las bases para unas ciudades futuras mejores importa.
Retos urbanos que impulsan proyectos smart
En cierto modo, las ciudades son laboratorios en los que se concentran y se afrontan los grandes problemas planetarios. Así, deben diseñar estrategias de sostenibilidad (incluyendo aquí también todas las cuestiones sociales), de gestión eficiente medioambiental o de mejora de las redes de transporte o energía.
Los datos de inversión demuestran que estos son los puntos calientes. Según el estudio de Grandwiew, la mayor parte de la tarta de gasto se va al transporte inteligente. Para ello se utilizan desde señalética conectada para gestionar el tráfico a vehículos autónomos, pasando por data analytics de los patrones de movimiento.
Las ciudades son también la avanzadilla de los problemas globales futuros, como es el envejecimiento de la población, la soledad no deseada o los retos en salud integral. Se espera que la partida de inversión que más crezca en las ciudades inteligentes de aquí a 2030 sea la de la smart healthcare, soluciones conectadas que permitirán mejorar la salud de la población y afrontar sus problemas.
Creación de valor: sostenibilidad, eficiencia, resiliencia
Afrontando estas problemáticas, los proyectos de smart cities no solo resuelven incidencias, sino que también crean valor. La calidad de vida de sus habitantes mejora, pero también lo hace la del entramado de negocios e industrial de la ciudad. Algo en apariencia tan banal como una mejora en la gestión del tráfico reduce las emisiones y sus efectos nocivos en la salud del planeta y las personas, pero también sube la eficiencia logística de las empresas de esa urbe.
Ejemplos de smart cities destacados a lo largo del globo

Todos estos valores han llevado a que las ciudades se hayan lanzado a una carrera por la tecnologización. En algunos casos, se trata incluso de una acción a nivel Estado, como ocurre con la Smart Cities Mission de India. En otros, se apuesta por espacios concretos, como los barrios neutros en carbono en Bahnstadt (Heidelberg, Alemania) o Bryant (Michigan, Estados Unidos).
Masdar City, Abu Dabi
Esta ciudad dentro de otra (se sitúa en Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos) es un ejemplo de diseño inteligente. Nació en 2008 ya con el propósito de convertirse en una ciudad ecológica, sostenible y autoabastecida. También es un centro de innovación.
Songdo, Corea del Sur
Es la “ciudad del futuro”, o al menos así la presentan los medios. Está a 65 kilómetros de Seúl, ocupa terreno ganado al mar y se ha diseñado para ser verde, caminable y altamente inteligente. En los hogares, se mide el consumo eléctrico y se gestionan los residuos ya desde sus cocinas.
Componentes clave y factores de éxito de los proyectos de smart city
Todas estas iniciativas tienen en común ciertos elementos que ayudan a apuntalar los proyectos y su éxito.
Planificación y sostenibilidad integradas desde el inicio
Igual que no se empieza una casa por el tejado, tampoco se arranca un proyecto de smart city por la tecnología. Antes de nada, toca pensar qué se quiere lograr y cómo. La planificación permite integrar las cuestiones clave (como la sostenibilidad) desde el inicio y con una visión a largo plazo.
Uso de gemelos digitales e inteligencia artificial para resiliencia
Incorporar las tecnologías más avanzadas mejora la eficiencia de los proyectos de smart cities y hace que estas ciudades sean más resilientes. Así, la IA se ha convertido en una aliada con mucho potencial, más allá de los usos de la IA generativa (por ejemplo, en servicios de atención a la ciudadanía). En la Unión Europea se está potenciando su uso para tomar mejores decisiones, gestionar el tráfico rodado o realizar una planificación urbana colaborativa. La creación de gemelos digitales permite comprender mejor qué ocurre en la urbe y cómo abordarlo.
Estandarización, interoperabilidad y alineamiento stakeholder
Con todo, el valor de la tecnología se disuelve si no se tiene en cuenta la necesidad de crear estándares, que simplifiquen la gestión y hagan accesibles las soluciones TI a todos los actores, o la interoperabilidad, para evitar que las diferentes soluciones creen silos. Y, finalmente, el proyecto de smart city debe alinearse con las necesidades de la ciudad y sus habitantes, respondiendo a sus problemas y creando un retorno que les aporte valor añadido. Esto implica, como advierte un análisis de ONU-Habitat, que ayude a reducir la brecha digital o que afronte los riesgos del cambio climático.
Retos y lecciones aprendidas

De ese modo, las ciudades inteligentes no pueden agravar los problemas sociales y urbanos, sino que deben ser palancas para solventarlos. Esta es la gran lección aprendida de los proyectos de smart cities. Al tiempo, la digitalización urbana genera otros retos.
Crecimiento de las ciberamenazas
Uno de los más claros es el cibercrimen. Al digitalizar servicios y abandonar los analógico, se amplían los puntos débiles. En un contexto en el que la ciberdelincuencia crece, las ciudades inteligentes deben prepararse para ser uno de los targets.
Riesgos en gobernanza, fondos e integración
Igualmente, el uso de herramientas de terceros y la generación constante de datos abren nuevos interrogantes. Uno de ellos es el de quién tiene el control de la ciudad y su información cuando quienes se encargan de gestionar e integrar las herramientas TI son compañías privadas. De hecho, aunque una clave importante del éxito de estos proyectos está en el open data (datos abiertos accesibles para cualquier uso e investigación), no todas las ciudades cumplen con ello. Otro es el potencial riesgo en mala praxis. Esto es, que se pierdan derechos en privacidad con cada paso que se toma.
Todo ello ocurre mientras todavía faltan fondos para lanzar este tipo de proyectos, se falla en integración de herramientas (tanto en el uso de ellas como en la penetración entre la población) o se cuestiona cómo el salto smart cambiará la gobernanza urbana futura.
Cómo Tomorrow City se compromete con los proyectos de ciudades inteligentes
Los beneficios son muchos, pero también los son los retos. Por ello, resulta fundamental poner en valor qué se está haciendo, conectar los diferentes proyectos y colaborar para intercambiar insights. Es lo que propone Tomorrow City, con sus diferentes herramientas, como el Smart City Expo World Congress 2025 que se celebrará en Barcelona entre el 4 y el 6 de noviembre.
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