Autores | Pablo Vinuesa, Raquel C. Pico
Cada vez hay más datos que certifican lo nociva que resulta la ausencia de naturaleza en nuestro entorno, mientras que son variados los beneficios de disponer de amplias zonas verdes en los espacios urbanos. Las ciudades verdes se convierten así en zonas privilegiadas, espacios que están mucho más preparados para los retos del futuro y las necesidades del presente. Los beneficios para la salud de los espacios verdes urbanos se complementan con valor estético, potencial social y hasta un aumento de la resiliencia.
Así, para la Organización Mundial de la Salud (OMS) parques, zonas verdes y cursos de agua son soluciones para la salud urbana. En concreto, define los espacios verdes como “un recurso indispensable para lograr una salud sostenible” y calcula que lo ideal sería que cada ciudadano dispusiera de ellos a 500 metros de distancia lineal. Es decir, las ciudades verdes son aquellas que los sitúan a un máximo de cinco minutos andando desde cada domicilio. Pero, ¿están preparadas nuestras ciudades y cuentan con los espacios naturales suficientes?
A continuación, detallamos en qué consisten y qué ideas pueden funcionar para avanzar hacia una ciudad más verde e inteligente.
¿Qué es un espacio verde de una ciudad?
Lo primero sería aclarar qué entendemos por “espacio verde”. Una definición estándar de una zona, área o espacio verde sería un terreno delimitado en el que hay vegetación. Por lo tanto, podríamos estar hablando de parques y jardines, pero también de bosques o junglas. Como no todas tienen similares características, al hablar de espacio verde se sobreentiende que nos referimos a aquellos que se encuentran dentro de las ciudades.

Estos se pueden dividir en dos tipos, considerándose naturales o no naturales dependiendo de si el hombre ha intervenido en su desarrollo. En general las zonas verdes, urbanas o periféricas, suelen estar ocupadas por plantas, árboles o arbustos y ofrecen usos de ocio o decoración, aunque en algunos casos se consideren espacios protegidos por su relevancia ecológica.
¿Por qué son tan importantes los espacios verdes en las ciudades?
Los datos sobre cómo impacta en la población la ausencia de zonas verdes en las ciudades son estremecedores. Un estudio publicado por The Lancet Planetary Health, con información obtenida de mil ciudades europeas, contabiliza hasta 43 000 fallecimientos al año relacionados con esta causa. El apelativo de los espacios verdes como “pulmones” de una ciudad resulta dolorosamente acertado.
Las investigaciones científicas han confirmado que tanto la infancia como la población de más edad se ven especialmente beneficiadas por el acceso a espacios naturales, pero los beneficios de las ciudades verdes tocan a toda la población. Los espacios verdes urbanos ayudan a mejorar la calidad del aire o reducen la polución. Incluir estas zonas en el diseño urbano importa: un buen urbanismo impacta de forma positiva en el bienestar de sus habitantes, hasta reduce la obesidad de la población.
Además, todas estas cuestiones conviven con un valor estético. Las ciudades verdes ganan en algo tan intangible como la belleza. Ahí está, por ejemplo, el caso de Vitoria (España), que ha convertido la renaturalización urbana en una de sus señas de identidad y en una estética carta de presentación.
¿Cuáles son los beneficios de las zonas verdes en nuestras ciudades?
Beneficios para la salud mental
La exposición a la naturaleza es indispensable para el ser humano y redunda en nuestra salud mental. Según diversos estudios, ayuda a reducir el estrés y mejora tanto la concentración como el estado emocional. Resulta especialmente beneficiosa para la población infantil y las personas de mayor edad, aunque se vincula en general con una mejor salud mental. Hay incluso una interesante línea de investigación que relaciona comportamientos violentos con paisajes urbanos menos verdes. Por tanto, se podría concluir que las ciudades verdes hacen más felices a sus habitantes.
Beneficios físicos
Los parques y jardines son un oasis en medio de las ciudades, recursos de gran valor para mejorar nuestra salud, también a nivel físico. Los estudios al respecto confirman que el contacto con la naturaleza a largo plazo aumenta la esperanza de vida. Y promueve un deporte saludable: practicarlo en la naturaleza es más beneficioso. De ahí el interés en disfrutarlo al aire libre, como en los parques calisténicos y los gimnasios urbanos.
De hecho, ya se asocia la densidad natural de las ciudades verdes a una reducción de la mortalidad entre quienes padecen enfermedades crónicas o en la mejora de la salud prenatal. La prevalencia de enfermedades cardiovasculares o de la diabetes también baja, gracias a los demás beneficios para la salud derivados de la existencia de estos parques, jardines o zonas de arbolado.
Beneficios sociales

Solo hay que pensar en atascos, aglomeraciones y contaminación para entender por qué los espacios verdes generan tantos beneficios sociales. Entre ellos, la mejora de las relaciones sociales y el fortalecimiento del sentimiento de comunidad, al darse en entornos más agradables para la convivencia. O cómo favorecen la concienciación ecológica, especialmente entre los más pequeños.
Aun así, una de las cuestiones más complejas de las ciudades verdes es, justamente, quien tiene acceso y quien no a los espacios naturales. Los datos estadísticos muestran que existe una brecha de acceso y que existen menos zonas verdes urbanas en los barrios con rentas más bajas que en los de rentas más elevadas, lo que a la larga perjudica la salud mental y física de quienes viven en los primeros. El urbanismo del siglo XXI debe afrontarlo y la renaturalización urbana debe asentar las bases para unas ciudades verdes para todos. Así, los parques y los árboles ayudarán también a reducir las brechas sociales.
Ciudades resilientes ante el cambio climático
Otro de los grandes beneficios para la salud y sociales que tienen las ciudades verdes es que ayuda a posicionarlas de un modo mucho más eficiente frente a los retos del cambio climático. Son ciudades resilientes, ya que los espacios verdes urbanos se convierten en refugios climáticos. Ahí están los trees-as-infraestructure para mostrarlo: bajan la temperatura media urbana en los episodios de temperaturas extremas, como las olas de calor, y ayudan a limpiar el aire.
No menos importante es su papel ante otros episodios climáticos extremos, como las lluvias torrenciales. Los espacios naturales pueden convertirse en parques inundables o zonas de encharcamiento, que ayudan a gestionar el exceso de agua. Frente al exceso de hormigón (que no da una salida natural al agua), las ciudades verdes cuentan con zonas que absorben el exceso de lluvia.
Maneras de incrementar los espacios verdes en las ciudades
La implantación o rehabilitación de zonas verdes no fue solo es una buena herramienta para combatir la pandemia, es también una estrategia esencial a largo plazo. De hecho, los estudios ya confirman que las ciudades verdes ganan en resiliencia urbana, cohesión social, bienestar y gestión económica. Una investigación en Toronto (Canadá) demostró que los habitantes con más de 10 árboles en una manzana se sentían mejor, como si les hubiesen subido el sueldo en 10.000 dólares anuales o fuesen 7 años más jóvenes, y uno en Nueva York (EEUU) que el retorno anual de los árboles en esa ciudad es de unos 120 millones de dólares, en ahorros en protección del suministro de agua o prevención de inundaciones.
Ante la habitual escasez de espacio disponible al que se enfrentan las ciudades, el mayor reto hoy día estriba en cómo reconvertir suelo urbano para alcanzar los entre 10 y 15 metros recomendados de espacio verde para cada ciudadano.
Es necesario buscar alternativas, pero ciertas soluciones pueden ayudar a crear capas naturales de biodiversidad. Además de las zonas verdes públicas, se pueden reconvertir los espacios interiores de nuestras viviendas, las azoteas comunitarias e incluso muros y fachadas, en forma de jardines verticales. Recordemos que las plantas mejoran la calidad del aire, oxigenan el ambiente y hasta sirven como protección ante el ruido ambiental.
Un planeamiento urbano inteligente
El uso de la tecnología puede ayudar notablemente en esta tarea. Herramientas como el Big Data, la inteligencia artificial o el ‘internet de las cosas’ (IoT) permiten progresar hacia un modelo más avanzado de sostenibilidad en entornos urbanos, cuya conectividad facilite, por ejemplo, una iluminación inteligente o redes de transporte avanzadas y, por lo tanto, menos contaminantes. Esto es, al final, hacer un urbanismo centrado en las personas.

¿Qué ciudad cuenta con más espacios verdes urbanos?
Con más de 2 220 hectáreas de zonas verdes de uso público, Copenhague se sitúa en lo más alto del ranking. Son también curiosos los casos de Singapur o Cancún, pero hay más de 90 ciudades dentro del grupo C40, organización internacional que une esfuerzos para reducir emisiones y adaptarse al cambio climático. Chicago, Dar Es Salaam, Auckland o Nueva York, entre otras, proponen innovaciones a nivel urbanístico en pos de la eficiencia energética, generando energías limpias y optimizando la gestión del transporte público o los residuos.
De media, el 42% de las ciudades de los países del Espacio Económico Europeo se dedica a espacios naturales. Sin embargo, esto no quiere decir que todas las localidades europeas sean ciudades verdes, ya que los números varían mucho entre diferentes países y hasta dentro de ellos entre distintas ciudades. Cáceres (España) es la que tiene la proporción más alta de espacios verdes urbanos, con un 95,8%.


