Autora | Lucía Burbano
La arcología es la unión de dos palabras, arquitectura y ecología. Propone un modelo de ciudad y un diseño urbano que evoluciona tal y como lo hacen los organismos, que al crecer generan sistemas compactos y vivos. Ambas disciplinas comparten ciertas cualidades que, bien aplicadas, pueden dar respuesta a los numerosos retos a los que se enfrentan las urbes.
¿Qué es la arcología?
En este caso, el modelo de planificación urbana que propone la arcología consiste en la reorganización radical del paisaje urbano para favorecer la densidad, integración y tridimensionalidad de la ciudad y lograr el equilibrio entre las actividades humanas y el medio ambiente.
Generalmente solemos asociarla a rascacielos conceptuales como el hábitat NOAH para Nueva Orleans de E. Kevin Schopfer o la vela Dragonfly de Vincent Callebaut, pero técnicamente la arcología bien desarrollada acompasa disciplinas y actuaciones mucho más próximas al ciudadano, que es a quien debe servir.
¿Y esto cómo se logra? Creando un nuevo paradigma que propone lo siguiente:
De la escala urbana a la escala humana

Peatonalizar las ciudades, restando espacio al automóvil. Esta escala humana se conseguiría en un entorno urbano densamente organizado en el que los peatones se muevan de forma eficiente y libre.
El nexo entre alimentación y energía
A medida que las ciudades crecen, las tierras de cultivo se alejan del centro urbano. La arcología propone conectar a los ciudadanos con la producción de alimentos, el uso eficiente del agua y la energía para contribuir a la eficiencia general de la ciudad.
Consumo marginal
Utilizando tecnologías como la arquitectura pasiva, sistemas innovadores de tratamiento de agua y aguas residuales y el uso de materiales de construcción con un mínimo impacto ambiental, se reduce el consumo de materiales y energía.
Densidad limitada
La arcología define la densidad limitada como un medio para proteger el medio ambiente y como un sistema que proporciona actividades urbanas vivas y robustas. En lugar de extenderse, busca crecer hacia arriba y hacia dentro.
Frugalidad elegante
Hacer más con menos y apostar por el uso de materias primas que requieran poco procesamiento para aprovechar al máximo los recursos disponibles.
Jerarquía público-privada
Los principios de la arcología hacen hincapié en la importancia de la jerarquización de actividades y de las vías de desplazamiento dentro de la estructura urbana que mantengan una distribución coherente de los servicios públicos y privados.
Paolo Soleri, el padre de la arcología

Paolo Soleri (Turín, 1919- Scottsdale (Arizona), 2013) fue un arquitecto pionero en introducir conceptos como la arquitectura bioclimática y dar rienda suelta al debate sobre el límite del crecimiento urbano. Trabajó con Frank Lloyd Wright y fue el ideólogo de Arcosanti, un prototipo urbano construido en el desierto de Arizona que reúne los principios de la arcología.
En Italia, diseñó un plan para una serie de centros urbanos compactos verticales, unas megaestructuras concebidas para ahorrar energía y recursos y preservar el entorno natural, reuniendo las actividades humanas en un mismo lugar.
Utopía o realidad

La arcología ha servido de escenario de ciencia ficción como en la novela ‘Oath of Fealty’, de Larry Niven y Jerry Pournelle, en el que parte de la población de Los Ángeles se traslada a una arcología. La trama examina los cambios sociales que se producen, tanto dentro como fuera de este entorno.
Más recientemente, videojuegos como la saga SimCity, un simulador de construcción en el que los jugadores deben desarrollar estrategias urbanas y sus complejidades, recogen varios de sus principios en la ejecución de estos proyectos de ciudad.
En la vida real, pocos que dieron al traste proyectos como Endless City en Londres o Crystal Island en proyectos han conseguido materializarse, ya sea por trabas financieras o visiones poco realistas Moscú. Aquellos que sí lo han hecho, se encuentran en lugares remotos, como la estación McMurdo del Programa Antártico de los Estados Unidos.
¿Arcología lunar o marciana?
Kevin Cannon, profesor especializado en ingeniería geológica, sostiene que la planificación urbana basada en la arcología podría ser el estilo más adecuado si los seres humanos acaban colonizando la Luna o Marte.
Su argumento se basa, primero, en que se haría tabula rasa: al tratarse de un diseño urbano y forma de vida respetuosa con el ser humano y la naturaleza, ofrecería la oportunidad de mejorar las condiciones de vida que experimentan muchos lugares de la Tierra en la actualidad.
Sin embargo, su implementación no estaría carente de retos. Para que la Luna o Marte sean habitables, es necesario disponer de un espacio presurizado y blindado, por eso el autor defiende ejecutar la arcología utilizando un enfoque modular: los componentes de alta tecnología se prefabricarían en la Tierra y se enviarían al espacio, donde se combinarían con materiales locales, como hormigón a base de regolito y productos de fibra de basalto.
Ficción o realidad, esta combinación terrícola /marciana/lunar daría lugar a una integración paisajística respetuosa y en la línea con el imaginario que defiende la arcología.
Casos de estudio
Arcosanti

El ejemplo más paradigmático es el mencionado Arcosanti, fruto de Cosanti, el estudio y fundación de Paolo Soleri fundada para experimentar con la arquitectura más imaginativa y radical.
En 1970, la Fundación Cosanti inició la construcción de Arcosanti, un prototipo de arcología en el desierto de Arizona que se convirtió en un campo de pruebas para los conceptos de planificación urbana progresista de Soleri. A lo largo de las siguientes décadas, voluntarios conocidos como Arcosanti Alumni, empezaron a construir la icónica arquitectura del Arcosanti que conocemos y que hoy en día puede visitarse.
El diseño original propone una ciudad a imagen y semejanza del hombre, un lugar donde vivirían y trabajarían miles de personas, aunque no más de un centenar viven o han vivido en ella.
Apodado “el laboratorio urbano” por la célebre crítica de arquitectura del New York Times Ada Louise Huxtable**, Arcosanti sigue experimentando** y poniendo a prueba su propio potencial como alternativa a la expansión urbana, la erosión de las comunidades y el abandono del medio ambiente.
La estación de McMurdo

La estación McMurdo del Gobierno de los Estados Unidos, situada en la isla Ross, en la Antártida, es la mayor y una de las instalaciones de investigación más remotas del continente. Cada año sirve como importante laboratorio y centro logístico para cientos de científicos de todo el mundo que realizan investigaciones.
En lo que se refiere a la arcología, cumple, por un lado, con el tratado internacional que obliga a los edificios construidos en el continente a no causar ningún daño al medio ambiente circundante.
Aunque podríamos tildar su diseño de arcología “light”, cumple con parámetros como una comunidad humana tecnológicamente avanzada y relativamente autosuficiente. La base de antártica proporciona servicios de alojamiento y entretenimiento a los aproximadamente 3000 empleados que la visitan cada año. Su lejanía y las medidas necesarias para proteger a su población del duro entorno le confieren un carácter insular estéticamente similar al que propone la arcología.
Torres Begich
Begich Towers es una arcología a pequeña escala, ya que alberga a casi toda la población de la ciudad de Whittier, Alaska. Este concepto de edificio residencial multiusos (supermercado, iglesia, comisaría de policía, escuela, etc.) casa muy bien con la idea de autosuficiencia y de búsqueda de métodos no convencionales de sustento que defiende la arcología.
El control completo del ecosistema reduce el riesgo de amenazas externas y otras amenazas medioambientales y genera espacios vitales que buscan la satisfacción de las personas.
NEOM y The Line

Uno de los proyectos más reconocidos basados en los principios de la arcología, ya que pretenden ser un modelo de urbanismo sostenible aplicando componentes de la arcología en su diseño y desarrollo. The Line aspira a ser sostenible y autosuficiente y promover el bienestar de sus residentes y el medio ambiente.
Incorpora tecnologías innovadoras, como fuentes de energía renovables, reducción de residuos y métodos de gestión y conservación del agua. Su planificación urbana da prioridad a los espacios verdes, la biodiversidad y un sistema de transporte integral que minimiza el uso del automóvil.


