Autora | Lucía Burbano
Históricamente, los eventos masificados han estado en la diana de posibles ataques terroristas por el impacto y la consternación que causan las elevadas cifras de personas afectadas. Monitorear, de forma manual, los movimientos y comportamientos de cientos o miles de personas que acuden a un mismo evento es una tarea extremadamente compleja.
El uso de tecnología, en concreto las cámaras inteligentes, se ha convertido en una herramienta útil y prácticamente imprescindible para poder asistir a los organizadores y autoridades pertinentes a doblar esfuerzos de seguridad en estos acontecimientos a los acuden un número considerable de personas.
¿Cómo garantizan la protección las cámaras de seguridad?

Las cámaras inteligentes, aquellas equipadas con inteligencia artificial, conectividad avanzada y capacidad de análisis, pueden incrementar significativamente la seguridad en eventos masivos gracias, precisamente, a estas características.
Por un lado, pueden detectar patrones anómalos como movimientos inusuales, hallar objetos abandonados o personas que intentan acceder a zonas restringidas para alertar, en tiempo real, a las autoridades pertinentes sobre posibles brechas de seguridad.
Además, tienen la capacidad de medir la densidad del público, identificar puntos de congestión y flujos excesivos de personas, lo que permite anticipar posibles
riesgos relacionados con el sobreaforo como las avalanchas. Así, los organizadores pueden reaccionar y tomar decisiones rápidas, como habilitar nuevas salidas o redirigir a la multitud para evitar males mayores.
Otra función extremadamente útil en la gestión de la seguridad de eventos masivos es que las cámaras con IA pueden detectar de manera automática peleas o agresiones o movimientos bruscos en grupos de personas.
También tienen un papel esencial en reforzar la protección de un gran grupo de personas dando soporte en el control de accesos del público a dichos eventos, ya que, combinadas con sistemas de autenticación, las cámaras inteligentes pueden validar entradas e identificar intentos de acceso no autorizado para proteger zonas como el backstage y áreas técnicas y aquellas destinadas a invitados VIP.
Y sin olvidar la prevención, esencial en la planificación de futuros eventos y en la introducción de mejoras, ya que las cámaras inteligentes guardan metadatos y permiten búsquedas rápidas de objetos, personas o comportamientos para analizar a posteriori cómo mejorar sus estrategias de seguridad.
Mobile crowdsourcing: cuando es el público el que da la información

Los autores de este estudio proponen combinar las cámaras inteligentes con lo que denominan ‘mobile crowdsourcing’ o aprovechar la información que los teléfonos móviles de los asistentes a estos eventos pueden proporcionar para incrementar la seguridad.
Estos dispositivos cuentan con varios sensores integrados, como GPS, acelerómetro o giroscopio que proporcionan datos que se pueden recopilar y que, al procesarlos,
facilitan información valiosa para supervisar la dinámica de distintos eventos multitudinarios y estimar situaciones futuras.
Explican que agrupar esta información en una plataforma sería un buen complemento a las cámaras de vigilancia, ya que estas, argumentan, presentan una deficiencia, y es que no pueden ofrecer una imagen completa y actualizada de una multitud, ya que precisaría de un número ingente de cámaras que provocaría una sobrecarga en la comunicación.
Sin embargo, afirman, las cámaras pueden funcionar eficazmente junto a un sistema de detección de multitudes, especialmente si se montan en drones y se pilotan
en la zona del evento, adaptando su trayectoria a la distribución de la multitud, que puede obtenerse mediante un sistema móvil de detección de gentío.
Ejemplos de eventos masivos urbanos vigilados por cámaras
Mercadillos navideños y zonas de obras en Alemania (2025)

Tristemente, la afluencia y naturaleza cerrada de los tradicionales mercadillos de Navidad alemanes los han convertido en un blanco fácil para ataques terroristas. En particular, preocupa el uso de vehículos aumentar el número de víctimas, por lo que las autoridades han desplegado una serie de medidas disuasorias y de vigilancia.
Así, a los bolardos que sirven para cortar los accesos, se suman complejos sistemas de cámaras que facilitan la detección rápida de sospechosos y sucesos de interés. No todos están contento, sin embargo, y los costes, de varios millones de euros, han de ser sufragados por los vendedores en el caso de ciudades como Bonn, que lleva años experimentando con esta tecnología.
Aunque históricamente Alemania ha sido más reacia que otros países al uso de cámaras de seguridad, Bonn presume del éxito de su sistema de videomonitorización. Según el ayuntamiento, solo en 2022 sus 3.000 torres de vigilancia fueron capaces de evitar casi 76.000 robos en zonas de obras y facilitaron 878 detenciones.
Notting Hill Carnival, Londres (2025)

En la edición de 2025 de este carnaval callejero multitudinario de tres días de duración y que recibe aproximadamente 2 millones de asistentes, la seguridad recurrió a la vigilancia mediante cámaras y torres CCTV móviles, drones con cámaras térmicas, y en algunos accesos, al uso de cámaras de reconocimiento facial para detectar agresores buscados por la policía.
Las cámaras permitieron alertar en tiempo real de posibles incidentes: densidad de gentío y movimientos inusuales para redirigir flujos de personas, reforzar presencia policial donde era necesario y, en definitiva, reducir riesgos.
Esta vigilancia se coordinó y complementó con patrullas masivas formadas por 7.000 policías diarios. Las autoridades atribuyeron la disminución significativa de actos violentos graves a la combinación de dispositivos (cámaras y drones), control policial y arcos de detección.
Juegos Olímpicos de París (2024)

Para los Juegos Olímpicos de 2024, las autoridades francesas aprobaron el uso de videovigilancia asistida por inteligencia artificial con cámaras que analizaron en directo imágenes para detectar posibles anomalías, como aglomeraciones peligrosas, objetos abandonados, movimientos sospechosos o posibles amenazas.
Durante los meses previos, esta tecnología ya fue probada en conciertos, grandes eventos culturales, estaciones de transporte y espacios públicos, como parte de una serie de pruebas piloto.
En concreto, los sistemas fueron valorados por su utilidad para detectar riesgos de seguridad en espacios muy concurridos con grandes concentraciones de personas donde la vigilancia manual hubiera sido insuficiente.
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