Autor | Tania Alonso En menos de 30 años Medellín ha pasado de ser la ciudad más peligrosa del mundo a una de las urbes más modernas y organizadas de Colombia y América Latina. En 1991 la tasa de crimen de Medellín ocupaba los titulares de todo el planeta con una ratio de 381 homicidios por cada 100.000 habitantes. Hoy, tras años de transformación, Medellín cuenta con premios tan prestigiosos como el Lee Kuan Yew World City Prize, conocido como el Nobel de las ciudades.La capital de Antioquía es un referente en materia de innovación y crecimiento inclusivo, y un ejemplo de cómo la planificación urbana puede transformar el espíritu y la vida de una ciudad.
Reducción del crimen y la violencia en Medellín
La historia reciente de Colombia ha estado marcada por la actividad de las guerrillas, los paramilitares y los narcotraficantes. En Medellín, estos últimos estaban representados por la figura mundialmente conocida de Pablo Escobar. Durante los años más cruentos de la guerra del narcotráfico, la ciudad antioqueña llegó a registrar incidentes en forma de asesinatos o secuestros cada día del año. En 1991, se contabilizaron un total de 6.809 de muertes por homicidio.La transformación de Medellín hasta convertirse en la ciudad que es hoy, más segura, inclusiva e igualitaria, fue gradual pero constante. Y se basó, en gran medida, en la transformación de su organización y sus infraestructuras.La orografía de Medellín, al igual que la de tantas otras zonas de Colombia, es complicada. La ciudad se encuentra en las laderas de la cordillera de los Andes, a una altitud de 1.500 metros por encima del nivel del mar. Algunos de sus barrios, construidos sobre lomas empinadas y en zonas difícilmente accesibles, se convirtieron rápidamente en la base de bandas y grupos armados.Favorecer la inclusión de estas zonas era algo fundamental. Y, de hecho, una de las primeras medidas que los dirigentes de Medellín pusieron en práctica para transformar la ciudad.Metrocable de Medellín: transporte público entre las montañas
Una de las soluciones principales se materializó en forma de líneas de teleféricos que comunican zonas aisladas de la ciudad, entre sí y con las redes de metro y autobuses. Gracias a este sistema, hoy en día es posible acceder a barrios alejados del centro en cuestión de minutos.
Medellín, verde e inteligente
Actualmente, los esfuerzos de la ciudad pasan por hacer estos sistemas de transporte público más verdes y sostenibles, en línea con otras iniciativas de los últimos años. Uno de los símbolos más representativos de la transformación verde de Medellín se encuentra en la mitad norte de la ciudad, cerca del Jardín Botánico y los edificios de la Universidad de Antioquía: el Morro de Moravia.Este lugar fue usado como basurero entre 1972 y 1984. Durante sus primeros años, llegaron a depositarse allí hasta 100 toneladas de basura al día. A pesar de esto y al igual que sucedió en la Comuna 13 durante los años 50, cientos de familias se desplazaron al barrio de Moravia en la década de los 70, buscando una salida a los conflictos que se extendían por el país. Muchas de ellas se asentaron en el basurero, donde encontraron una oportunidad en el reciclaje y la utilización de los residuos. En unos años llegaron a vivir allí más de 35.000 personas, que levantaron casas, refugios y todo tipo de edificaciones entre la basura.Esta situación se prolongó hasta el año 2008, cuando se procedió a descontaminar la zona. Llegado ese momento, la mayoría de las familias fueron reubicadas. Algunas de ellas se habían mudado ya en los 90 al barrio Pablo Escobar, donde el capo había construido 400 casas para los afectados por un incendio en Moravia.Otras familias, sin embargo, siguen viviendo en la zona, que ya no presenta las limitaciones del pasado. En el lugar antiguamente ocupado por el vertedero hoy se alza uno de los mayores parques urbanos de la ciudad. La basura fue enterrada bajo 40.000 metros cuadrados de senderos, naturaleza y espacios para la comunidad.Los 30 corredores verdes
Otro de los proyectos medioambientales más recientes de la ciudad se materializó en la construcción de 18 caminos arbolados y 12 vías fluviales: los 30 corredores verdes. Con ellos, buscan enfriar el entorno de forma natural, mejorar la biodiversidad y reducir la contaminación del aire.Con esta intervención, señaló el alcalde de la ciudad Federico Gutiérrez Zuluaga, se ha logrado reducir la temperatura en más de dos grados. Un cambio muy apreciable por la ciudadanía tanto a nivel de bienestar como incluso de incluso salud.